Nadie puede ser perfecto, absolutamente nadie. Si alguien fuese completamente perfecto, el mundo tal y como lo conocemos implosionaría. Los hay que son poco agraciados, o desagradables o tienen pocas luces o, yo que sé, pequeños defectos que los hacen humanos.
Y luego está Dani Mateo, que tiene solo dos defectos, pero de los gordos: es bocazas y es
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